En el ruido también hay luz: un viaje por la historia de la fotografía de conciertos

En el ruido también hay luz: un viaje por la historia de la fotografía de conciertos

NO FUTURE, JUST FIRE. La revolución es joven. Leyendo En el ruido también hay luz: un viaje por la historia de la fotografía de conciertos 3 minutos

En el ruido también hay luz: un viaje por la historia de la fotografía de conciertos

El 19 de agosto celebramos el Día Mundial de la Fotografía, y si a ti te encanta ver las fotos  en blanco y negro de Bowie en el 76, de Kurt en plena distorsión, o de Björk flotando en su rareza, este blog es para ti.

Hoy no hablaremos de selfies… Hoy celebramos a quienes disparan en medio del caos, entre luces coloridas, empujones, sudor, gritos y distorsión: lxs fotógrafxs de conciertos.

¿Cómo nació la fotografía de conciertos?

Antes de que existieran los pits, las acreditaciones, y los megapíxeles, la fotografía de conciertos era más bien una aventura punk. En los años 50 y 60, mientras el rock & roll explotaba en los escenarios, los fotógrafos cargaban cámaras análogas enormes, sin autofoco y con un solo disparo por toma. No había segundas oportunidades: lo capturabas o lo perdías.

En esa época, los conciertos aún no eran los mega espectáculos que conocemos hoy. Eran más íntimos, menos iluminados y, por lo tanto, más difíciles de retratar. Pero eso no detuvo a quienes entendieron que la música también se podía mirar.

Más que una foto: una forma de vivir la música

La fotografía de conciertos es una forma de resistencia. Es capturar lo irrepetible, atrapar el humo de una canción, el salto de la multitud, la lágrima escondida entre las luces. Es estar ahí sin ser visto, pero sin perder detalle.

Es amor por el caos, por la pasión, por la música viva.

Y en México, también tenemos a lxs nuestrxs: fotógrafxs emergentes que documentan la escena local, los toquines, los festivales y las bandas que mañana serán leyendas.

Porque sin foto… ¿Quién va a creer que pasó?

En el Día Mundial de la Fotografía, celebremos a quienes nos enseñan que la música también se guarda en imágenes. Que un clic puede ser tan poderoso como un solo de guitarra. Y que gracias a ellxs, lo que solo dura unos minutos, puede quedarse para siempre.

Una buena foto de concierto no es solo imagen: es memoria.

Escrito por: Sofía Trejo 

Fotografías de apoyo por: Sofía Trejo y Vero Gazcón.

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